En el marco de la Ley n° 144, promulgada en 2011, que
trata de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria, se está
implantando en Bolivia una serie de políticas públicas destinadas a construir
micro represas y pozos
artesianos para potencializar la
agricultura familiar, además de disminuir los riesgos de la escasez de
alimentos, consolidando una soberanía alimenticia en el País.
A través del Fondo Productivo y Social (FPS) y
de los programas gubernamentales "Mi Agua I y II", serán invertidos
más de 1.570 millones de bolivianos en la ejecución de diferentes proyectos.
Agua y el calentamiento global
Los desafíos son grandes, a comenzar por el calentamiento
global, cuyos impactos han afectado el ciclo del agua y la consecuente caída y
distribución de las lluvias, lo que se constituye en la amenaza más
significativa para los pequeños agricultores.
Recientemente, el periódico El Espectador, de Colombia, publicó
un reportaje afirmando que en los últimos 30 años el País perdió 57% de sus
glaciales, considerados esenciales para el mantenimiento de todas las cuencas
que llegan a la costa y a la Amazonía colombiana, como causa directa del
calentamiento del planeta. (estudio "Glaciares de Colombia: más que
montañas con hielo”).
Las medidas adoptadas por el gobierno boliviano, por lo tanto, son concordantes con la perspectiva
de contrarrestar el aumento de temperatura potencializando la producción de
agua, además de la perspectiva por la preocupación número uno a nivel
planetario: la creciente escasez de alimentos provocada por los eventos
climáticos de grande amplitud y poca previsibilidad, y el proceso acelerado de
desertificación tos en muchas zonas.
Agua y Minería
Según el artículo del investigador Vladimir Orsag,
hasta poco tiempo atrás no se tenía en cuenta que en muchas regiones, a pesar
de la cantidad de agua existente en ellas, muchos ríos y vertientes fueron y están siendo
contaminados por la actividad minera,
lo que es confirmado por innumerables estudios realizados
en los ríos bolivianos.
Con el incremento en los precios internacionales de
metales y minerales, Bolivia asistió a una ampliación y un "boom" en
la actividad: con esto se proliferaron cooperativas de mineros y empresas
hicieron grandes inversiones en tecnologías de extracción de minerales, lo que
ocasionó mayor
contaminación en las aguas
locales.
De acuerdo con
datos del estudio Mercury Watch, de enero de este año, actualmente Bolivia está entre los países
con más emisiones de mercurio por año, después de la China y de Colombia.
La actividad es realizada de forma legal por las grandes
empresas mineras e ilegal por los mineros artesanales que, muchas veces por
falta de conocimiento técnico, están destruyendo el ecosistema con el uso
continuado de arsénico, plomo, mercurio y cadmio, metales pesados extremamente
nocivos para el ambiente y que pueden permanecer miles de años, contaminando
suelos y vertientes.
En el caso
de la Amazonía boliviana, el principal efecto es la contaminación de los peces,
considerado el principal alimento de estas poblaciones, cuya salud ya se ve
deteriorada con los altos
índices de cáncer.
En este sentido, la Conacami (Coordinadora Nacional de
las Comunidades Afectadas por la Minería) viene implantando acciones para
minimizar los impactos provocados por la minería artesanal, además de hacer
cumplir la actual Ley de Medio Ambiente.
Durante el 2° Simposio Internacional del Lago Titicaca,
en marzo de este año, fueron denunciadas las situaciones actuales de diversos
caudales importantes para el equilibrio hídrico del país como el río Suchez
(frontera con el Perú) donde los desechos de las actividades mineras han
afectado sobremanera la calidad de las aguas.
En los casos del lago Titicaca y uno de sus
afluentes, el río Ramis (Perú), y del río Desaguadero y su principal afluente,
el río Mauri, ellos son afectados, aún, por los "planos de
integración" entre países (que responden al nombre IIRSA) que mantienen
proyectos para continuar desviando estas aguas hasta la costa peruana.
El rio Desaguadero es fundamental para la manutención del lago
Poopo y para la sobrevivencia del pueblo originario Uru Muratos.
Por esta razón, según el especialista, el gobierno boliviano debe investir en un diagnóstico
amplio de esta situación a fin de que las acciones tomen como referencia la
calidad de las aguas así como su distribución en el tiempo y el espacio,
lo que no fue considerado por los técnicos durante la elaboración de estas
políticas públicas.
Metales pesados y el organismo humano
Los metales pesados utilizados en la minería no son
biodegradables e inicialmente contaminan los cursos de agua superficiales, mas
con el pasar del tiempo afectan el lecho freático y el suelo, haciendo que la
producción de alimentos, sea para animales o consumo humano, se vea seriamente
comprometida, ya que la cadena alimenticia llega inevitablemente a los seres
humanos.
Una vez en el
organismo, estas substancias se acumulan gradualmente, a través del consumo de
alimentos contaminados, atacando diversos órganos que comienzan presentando trastornos nerviosos,
cáncer y mutaciones genéticas, entre otros diversos males.
Agudización de conflictos
Considerando que en muchos ríos coexisten actividades
mineras con a pecuaria y la pequeña agricultura, se prevé un incremento de
conflictos ya que los pasivos ambientales dejados por la minería afectan la
calidad y promueven el deterioro de recurso, inviabilizando que Bolivia pueda alcanzar una de las
Metas del Milenio, definidas por la Onu: acabar con la pobreza extrema y el
hambre hasta 2015.
Por: Redacción
Con informaciones de Fobomade