jueves, 23 de mayo de 2013

BOLIVIA: Gobierno prioriza agua para producir alimentos y generar soberanía alimenticia


En el marco de la Ley n° 144, promulgada en 2011, que trata de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria, se está implantando en Bolivia una serie de políticas públicas destinadas a construir micro represas y pozos artesianos  para potencializar la agricultura familiar, además de disminuir los riesgos de la escasez de alimentos, consolidando una soberanía alimenticia en el País.

A través del Fondo Productivo y Social (FPS) y de los programas gubernamentales "Mi Agua I y II", serán invertidos más de 1.570 millones de bolivianos en la ejecución de diferentes proyectos.

Agua y el calentamiento global

Los desafíos son grandes, a comenzar por el calentamiento global, cuyos impactos han afectado el ciclo del agua y la consecuente caída y distribución de las lluvias, lo que se constituye en la amenaza más significativa para los pequeños agricultores.

Recientemente, el periódico El  Espectador, de Colombia, publicó un reportaje afirmando que en los últimos 30 años el País perdió 57% de sus glaciales, considerados esenciales para el mantenimiento de todas las cuencas que llegan a la costa y a la Amazonía colombiana, como causa directa del calentamiento del planeta. (estudio "Glaciares de Colombia: más que montañas con hielo”).

Las medidas adoptadas por el gobierno boliviano, por  lo tanto, son concordantes con la perspectiva de contrarrestar el aumento de temperatura potencializando la producción de agua, además de la perspectiva por la preocupación número uno a nivel planetario: la creciente escasez de alimentos provocada por los eventos climáticos de grande amplitud y poca previsibilidad, y el proceso acelerado de desertificación tos en muchas zonas.

Agua y Minería

Según el artículo del investigador Vladimir Orsag, hasta poco tiempo atrás no se tenía en cuenta que en muchas regiones, a pesar de la cantidad de agua existente en ellas, muchos ríos y  vertientes fueron y están siendo contaminados por la actividad  minera, lo que es confirmado por innumerables  estudios realizados en los ríos bolivianos.

Con el incremento en los precios internacionales de metales y minerales, Bolivia asistió a una ampliación y un "boom" en la actividad: con esto se proliferaron cooperativas de mineros y empresas hicieron grandes inversiones en tecnologías de extracción de minerales, lo que ocasionó  mayor contaminación  en las aguas locales.

De acuerdo con datos del estudio Mercury Watch, de enero de este año, actualmente  Bolivia está entre los países con más emisiones de mercurio por año, después de la China y de Colombia.

La actividad es realizada de forma legal por las grandes empresas mineras e ilegal por los mineros artesanales que, muchas veces por falta de conocimiento técnico, están destruyendo el ecosistema con el uso continuado de arsénico, plomo, mercurio y cadmio, metales pesados extremamente nocivos para el ambiente y que pueden permanecer miles de años, contaminando suelos y vertientes.

En el  caso de la Amazonía boliviana, el principal efecto es la contaminación de los peces, considerado el principal alimento de estas poblaciones, cuya salud ya se ve deteriorada con  los altos índices de cáncer.

En este sentido, la Conacami (Coordinadora Nacional de las Comunidades Afectadas por la Minería) viene implantando acciones para minimizar los impactos provocados por la minería artesanal, además de hacer cumplir la actual Ley de Medio Ambiente.

Durante el 2° Simposio Internacional del Lago Titicaca, en marzo de este año, fueron denunciadas las situaciones actuales de diversos caudales importantes para el equilibrio hídrico del país como el río Suchez (frontera con el Perú) donde los desechos de las actividades mineras han afectado sobremanera la calidad de las aguas.

En los casos del lago Titicaca y uno de sus afluentes, el río Ramis (Perú), y del río Desaguadero y su principal afluente, el río Mauri, ellos son afectados, aún, por los "planos de integración" entre países (que responden al nombre IIRSA) que mantienen proyectos para continuar desviando estas aguas hasta la costa peruana.

El rio Desaguadero es  fundamental para la manutención del lago Poopo y para la sobrevivencia del pueblo originario Uru Muratos.

Por esta razón, según el especialista, el  gobierno boliviano debe investir en un diagnóstico amplio de esta situación a fin de que las acciones tomen como referencia la calidad de las aguas así como su distribución en el tiempo y el espacio, lo que no fue considerado por los técnicos durante la elaboración de estas políticas públicas.

Metales pesados y el organismo humano

Los metales pesados utilizados en la minería no son biodegradables e inicialmente contaminan los cursos de agua superficiales, mas con el pasar del tiempo afectan el lecho freático y el  suelo, haciendo que la producción de alimentos, sea para animales o consumo humano, se vea seriamente comprometida, ya que la cadena alimenticia  llega inevitablemente a los seres humanos.

Una vez en el organismo, estas substancias se acumulan gradualmente, a través del consumo de alimentos contaminados, atacando diversos órganos que comienzan  presentando trastornos nerviosos, cáncer y mutaciones genéticas, entre otros diversos  males.

Agudización de conflictos

Considerando que en muchos ríos coexisten actividades mineras con a pecuaria y la pequeña agricultura, se prevé un incremento de conflictos ya que los pasivos ambientales dejados por la minería afectan la calidad y promueven el deterioro de recurso, inviabilizando que  Bolivia pueda alcanzar una de las Metas del Milenio, definidas por la Onu: acabar con la pobreza extrema y el hambre hasta  2015.

Por: Redacción

Con informaciones de Fobomade